La infidelidad
La búsqueda de nuevos anclajes en las parejas es resultado de una complejidad en sus relaciones. Al ser humano (y lo digo en el sentido para ambos) no le gusta “perder”. Cuando el distanciamiento se hace presente, la carencia de comunicación hacia el otro por temor a la represión, o la falta de confianza en el otro y a sí mismo, son algunos de los coeficientes que se muestran en las relaciones con las parejas.
El reforzamiento social y cultural es preponderante para tal práctica. En el caso del hombre es sinónimo de mayor poderío y virilidad; en el de la mujer, la inteligencia para manejar la ingenuidad del hombre (y la venganza por la opresión que vivió de éste durante épocas anteriores). El culpar al otro es lo más común, la persona jamás se responsabiliza de sí misma. Sin embargo, no cabe duda que para ambos son muestras claras de inestabilidad emocional y afectiva.
La necesidad de reconocimiento social ayuda a fortalecer la autoestima y con ello, las conductas se repiten. Las adulaciones, piropos, coqueteos, búsquedas constantes a través de los celulares, el chat, Facebook y toda la tecnología que está al alcance de muchos, son mecanismos que utilizan las parejas para contactarse,-mas no con la pareja con la que se vive o se estableció el compromiso formal sino con la otra-, y que favorecen el emprendimiento de nuevas redes de comunicación para evitar la soledad y el temor de estar consigo mismo.
El sentirse amado y que le pertenece al otro brinda seguridad, estabilidad emocional y afectiva. Todo individuo está en la búsqueda de estos sentimientos. Los celos hacen acto de presencia ante la falta de confianza hacia el infiel, quien en ocasiones juega el papel de víctima, y como ya lo mencioné, miente al decir que es un amigo(a) o amigo gay (para el caso del hombre no hay amiga gay o lesbiana), entre otros para proteger su identidad de lealtad. Hablar de los celos, en términos generales, es hablar de un sentimiento complejo donde se involucran diversas emociones como la ira, la envidia, el rencor, la pérdida de pertenencia y de tranquilidad, ideas obsesivas y delirantes de tipo persecutorio hacia la pareja que engañó y que pueden llegar a formar cuadros de tipo paranoide, etc.
Son sentimientos que van encaminados a la mutilación y autodestrucción de la autoestima. La infidelidad se vive como la peor traición con la pareja, ya que se supone
que en la relación se tiene todo lo que se necesita para vivir “bien”. Generalmente se piensa que la infidelidad se relaciona con encuentros sexuales extra-pareja, sin embargo, no sólo se trata de un encuentro sexual, ya que él o la infiel refieren que buscan lo que no encuentran con su pareja, como pueden ser aspectos intelectuales, físicos, emocionales, de atención, económicos, etc. La educación juega un papel trascendental en este aspecto.
En las relaciones extra-pareja es habitual que se mezcle de manera encubierta la prostitución. Quien tiene el control económico es el que paga los servicios del otro para evitar la separación y fuga del ser amado. Se puede considerar no sólo el pago en dinero o sexo, sino también en especie o a través de favores, según la posición que se ocupe y/o juegue en la relación. Cuando la “ayuda” se retira, mágicamente se retira también quien la recibía y busca nuevos anclajes para obtener la “pensión” que recogía. La parte del “no perder” que procura adoctrinarse el ser humano en todos los sentidos.